viernes, 26 de abril de 2013

Repensar la vivienda



Repensar la vivienda. De Thais Bonilla. Sesión de Control. 5/03/2013
 
Los colectivos sociales y las demandas ciudadanas centran su lucha en la vivienda digna. El hogar, un derecho humano, es el lugar donde confluyen problemas y soluciones. Alternativas como el Cloudhousing buscan dar respuesta a un sistema caduco.
 
Hace unas semanas el Congreso de los Diputados admitió a trámite, bajo la atenta mirada de diversos colectivos sociales, la ILP presentada por un grupo promotor liderado por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). Una iniciativa que recogió 1.402.854 firmas por la dación en pago y una ley hipotecaria que piense más en las personas y menos en los bancos. En esta línea, el movimiento Attac España presentó, el pasado mes de febrero, un decálogo para una vivienda “más humana”. ¿La razón? “Millones de personas excluidas del acceso a una vivienda digna, una de las edades de emancipación más elevadas de Europa, cientos de miles de desahucios como resultado de un modelo que empujaba exclusivamente a la compra y al endeudamiento excesivo, un parque de vivienda social insuficiente, millones de casas vacías, un urbanismo incontrolado e insostenible, mala calidad de la construcción generalizada, etc”.
 
Hay alternativas a la vivienda en propiedad y con hipoteca, dice uno de los apartados del decálogo de Attac. “Y también hay alternativas al alquiler actual”, añade Mariona Soler, fundadora de la organización Vida+Facil. “Nuestro planteamiento es un modelo de vida menos rígido que una hipoteca y más completo que un alquiler”. La propuesta se llama CloudHousing y se basa en edificios que combinan pisos, espacios comunes y servicios bajo el modelo del pago por uso. Eliminan al dueño y al inquilino, proponen usuarios socios. La filosofía de base es la del consumo colaborativo y la cohabitación. Una alternativa para adecuar el lugar de residencia al actual estilo de vida y las necesidades, teniendo en cuenta la sostenibilidad económica y ambiental.
 
Gestionar una alternativa
 
La iniciativa de la organización barcelonesa empieza a gestarse en el 2008, con el comienzo de la crisis en España: “Había que pensar alguna cosa. Se hablaba mucho, todo el mundo teorizaba, pero había que ponerse prácticos y desarrollar algo real. Nos dimos cuenta que había gente que ya llevaba tiempo creando iniciativas vinculadas a la sostenibilidad, a una vida diferente. Y pensamos en gestionar una alternativa donde congregar todas esas propuestas: salud, energía, movilidad, adaptación, recursos sostenibles…”, explica Soler.
 
Así, han ideado una forma de aprovechar al máximo los metros cuadrados de los edificios y diversificar los recursos disponibles. Por un lado, cada persona o familia paga por su espacio privado, el cual puede ser cambiado si las necesidades varían (aumenta la familia, por ejemplo). Por otro lado, los espacios comunes se pagan, con dinero o en tiempo, según el uso que se les dé. Todo está coordinado por la figura del gestor, que debe velar por la correcta utilización y facilitar los servicios; así como establecer relaciones con productores locales, que, por ejemplo, vendan comida ecológica a vecinos y vecinas. En todo momento se trata de priorizar el bien común por encima del individualismo actual. “Es un cambio en la mentalidad de la gente, que no se hará sin más, pero que funcionará si ofrecemos una alternativa viable y que solucione los problemas de la crisis inmobiliaria actual. Ahora, la sociedad está más dispuesta a cambiar su forma de vivir y nosotros intentamos ayudar a que las alternativas lleguen a las personas”.
 
La idea no es nueva, pero sí renovada. Y es que tenemos que repensar el modelo de vivienda actual. No solo trabajar contra la especulación, sino también re-elaborar nuestro modelo de hogar.
 
CloudHousing ya se ha presentado en Bruselas, Italia y España. Ahora están en el momento de “explicar la idea” y crear una red de apoyo, sinergias y gestión. Pese a ello, en el País Vasco un arquitecto, afincado en Bilbao, ya ha mostrado interés en poder aplicar esta iniciativa en viviendas nuevas de VPO, situadas en municipios próximos a la ciudad y vacías desde hace tiempo.
 
Una lucha que viene de lejos
 
En 2006, el movimiento social V de Vivienda lanzó a las calles reivindicaciones que hasta ese momento no habían sido escuchadas. La creatividad unida a la indignación fomentó una Asamblea Contra la Precariedad y por una Vivienda Digna, que ya llevaba fraguándose desde 2003. Su principal objetivo era el cumplimiento del artículo 47 de la Constitución Española, que habla del derecho a una vivienda digna. Además, destacaban la precariedad laboral y la falta de un futuro para los jóvenes españoles.
 
Por su parte, en 2007, el Relator para la vivienda de la ONU en aquel momento, Miloon Kothari, ya alertó sobre las posibles consecuencias del desarrollo español. También, la actual relatora, Raquel Rolnik, aseguró en su última visita al país, en marzo de 2012, que “la mercantilización de un derecho humano como la vivienda es un grave problema que solo se solucionará con presión social”, y apuntó que se deben crear “posibilidades múltiples para necesidades múltiples. Todos somos diferentes y con necesidades diferentes, así que ¿por qué tenemos que vivir en un modelo único?”.
 

Thais Bonilla es licenciada en periodismo por la Universidad de Valencia, está especializada en comunicación social y cooperación internacional por la Universidad Autónoma de Barcelona. Descubrió la cooperación ciudadana en Noruega, donde decidió volcar sus conocimientos en comunicación a las ONG

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